“La vida es una
equivocación”. Esta frase, que el biólogo de la NASA Ken Nealson ha repetido
tantas veces, vuelve a ser certera. Y es que si Santa Cecilia es considerada,
hoy en día, patrona de los músicos, no es más que por un conjunto de
improbabilidades y equivocaciones.
En realidad, lo
que conmemoramos el 22 de noviembre de cada año es la muerte de Cecilia, una
pobre ciudadana de Roma, que fue torturada y tres veces degollada por practicar
la religión cristiana allá por el siglo II. La primera casualidad que se une
por el camino es que Cecilia, que era una mujer especial, convenció a su marido
para practicar una religión entonces vetada. Más tarde, esto le llevó a ser
cruelmente torturada, pero por una especie de bendición divina, Cecilia se
resistió a la muerte incluso cuando le degollaron, teniendo el verdugo que
recurrir al hachazo en tres ocasiones. Aun así, Cecilia, ahora Santa, tardó más
de un día en fallecer.
La terrible
historia de Cecilia se conoce gracias al descubrimiento en el siglo V de las Actas del martirio de Santa Cecilia. Y
aquí comienza la segunda casualidad. Quien fuera que fuese el que intentó
traducir aquello cometió un pequeño error que nos llevará a otros sucesivos.
Así, al interpretar lo que los códices hablaban de la tortura de la humilde
señora, parecer ser que tradujo por confusión la palabra “fuelle”, referente a
uno de los mecanismos e instrumentos utilizados para torturarla, por “órgano”.
De esta manera, se creó la imagen de una Cecilia que tocaba el órgano
(instrumento similar al piano) mientras era torturada.
Diez siglos más
tarde de aquella equivocada interpretación del pasaje, los pintores de la época
empiezan a retratar, a la ya Santa Cecilia tocando el órgano y otros
instrumentos musicales. Poco a poco se iba convirtiendo a ojos de los demás en
una apasionada de la música sin quizás serlo. El conjunto de tropiezos hacen
que, finalmente en 1594, el Papa Gregorio la nombre patrona de los músicos.
Más tarde, una
vez conocido todo este entramado, la Iglesia tuvo que dar explicaciones del
atributo otorgado a esta figura y acabaron por defender que en su alabanza a
Dios, Cecilia cantaba.
Confusión tras
confusión, llegamos hasta el siglo XVII cuando la Sociedad Musical de Londres
comienza a celebrar su ya anual “Día de Santa Cecilia” con festivales de música
donde participan los más grandes compositores y poetas británicos.
Aunque desde
1985, en Europa contamos con el Día Internacional de la Música que se celebra
cada 21 de junio, el 22 de noviembre sigue siendo una fecha marcada en el
calendario musical. Por eso no es de extrañar encontrar una programación
especial en torno a esta fecha para conmemorar con música la muerte de Santa
Cecilia.
Sea nuestra
patrona o no, y dejando a un lado las santificaciones y la religión, no está de
mal aprovechar los tropiezos para crear bellas oportunidades, como la que nos
brinda esta festividad, de reunirnos entre los que amamos la música y disfrutar
de ella.
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